19 de febrero de 2011

El frío de cara

Recuerda por qué un día decidiste dejar de pensar.

Por qué te diste cuenta que no merecía la pena 
que unos pensamientos estúpidos te amarguasen el día.
Por qué nunca te permitiste imaginarte 
qué haría o con quién estaría él ahora.
Por qué no dejaste que tu mente sea libre 
de jugar con tu cordura.

Simple y llanamente, porque te diste cuenta 
de que la única que realmente merece la pena... 
Eres tú.
Los demás no importan, 
su felicidad no es tu problema.
Sólo debes que ocuparte de tu propia felicidad. 
Y de sonreír como nunca antes lo había hecho.

Abre la ventana y permite que un poco de aire entre en la habitación.
Que el frío congele la tristeza de tu cara, 
dejando sólo la felicidad.

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