19 de febrero de 2011

Ella y sus lágrimas

Ella daba pequeños golpecitos contra el volante esperando a que se pusiese el semáforo en verde.
La resaca de anoche le estaba destrozando el cerebro, sólo quería tirarse a la cama y dormir más.
Pero ahí estaba ella, a las 12 de la mañana, metida en el coche.
Un grupo de colegialas cruzó el paso riéndose y gritando.
" ¿Pero qué...? " pensó ella. " ¿Qué puta hora es? "
Miró el reloj. Bien, las 2, no era tan pronto como ella creía... definitivamente, necesitaba dejar de salir de noche de una vez.
El muñequito verde de los peatones empezó a parpadear. " Venga...¡venga! "
Muñeco rojo para los peatones. Luz verde para los coches. " ¡Por fin! "
Recorrió velozmente las calles, los coches pitaban e incluso le pareció oír algún que otro insulto.
Paró enfrente del edificio que buscaba... ¿Cuántas veces habrá estado allí?
Apagó el motor y cogió la carta, que reposaba en el asiento del copiloto.
Miró fijamente el portal, después la carta y por último el espejo retrovisor.
" Vaya pintas que llevas maja... " Sacó su estuche de maquillaje. Un poco de colorete, rimel y aquel color carmín que tanto le gustaba a él... el chico de la foto.
Bajó del coche y fue hacia el portal.
3º izquierda. Jamás se olvidaría de esa casa.
Acercó su dedo hasta el timbre... " Venga... no seas miedica... ¡llama! "

- ¡Jajajajajajajaja! Oh, que bobo eres cariño...

Aquella voz femenina era irritante y empalagosa.

Ella no hizo nada. Parecía que su sangre hubiese dejado de circular y que sus músculos se hubiesen paralizado.
Él estaba con otra... una de sus muchas amigas, aquellas con las que él disfrutaba pasando alocadas noches con un mero " Adiós, hasta nunca. " por la mañana.
Bajó lentamente las escaleras, metió la carta en el buzón de aquel chico y salió a la calle sin soltar ni un solo suspiro.
Cuando el viento azotó su melena, las lágrimas negras comenzaron a manchar sus mejillas.
Desesperada comenzó a buscar en su bolso. Sacó su mechero rojo y el pitillo que siempre llevaba encima.

Una mano agarro su muñeca cuando acercaba la llama al cigarro y la hizo girar sobre sí misma.
Una dulce sonrisa dijo:
- ¿Tú no habías dejado de fumar? - Sus cálidos ojos miraban fijamente a los suyos. - Te he echado de menos, gorda.

El frío de cara

Recuerda por qué un día decidiste dejar de pensar.

Por qué te diste cuenta que no merecía la pena 
que unos pensamientos estúpidos te amarguasen el día.
Por qué nunca te permitiste imaginarte 
qué haría o con quién estaría él ahora.
Por qué no dejaste que tu mente sea libre 
de jugar con tu cordura.

Simple y llanamente, porque te diste cuenta 
de que la única que realmente merece la pena... 
Eres tú.
Los demás no importan, 
su felicidad no es tu problema.
Sólo debes que ocuparte de tu propia felicidad. 
Y de sonreír como nunca antes lo había hecho.

Abre la ventana y permite que un poco de aire entre en la habitación.
Que el frío congele la tristeza de tu cara, 
dejando sólo la felicidad.

6 de febrero de 2011

Sí, lo sé.

Sí, sé que no soy lo que tú querías.
Sí, sé que nunca buscaste alguien como yo.
Sí, sé que jamás te habrías fijado en una cría como yo.
Sí, sé que crees que soy poco para ti.
Sí, sé que piensas qué escribir cuando hablamos, porque lo primero que se te pasa por la cabeza te avergüenza.
Sí, sé que hasta ahora nunca me habías visto de esta forma.
Sí, sé que cada vez que leo una palabra tuya, una sonrisita de idiota cruza mi boca.
Sí, sé que no puedes reconocer que soy justo lo que necesitas, con todos esos defectos que nunca habrías querido en tu chica ideal.

¿Sabes?
Tú eres justo lo que quiero.
Tú eres exactamente lo que estaba buscando. 
Tú eres el tipo de chico en el que me fijaría.
Tú eres mucho más de lo que espero.
Tú  me confundes cuando hablamos, siempre pienso qué escribir por miedo a revelar lo que no debería.
Tú has conseguido que te vea de esa forma desde la primera vez que hablamos.
Tú intentas fingir que no sonríes al hablarme, pero estoy convencida de que también te sientes un bobo al leer mis mensajes.
Tú eres justo lo que necesito, con todas esas virtudes que deseaba en mi chico ideal.

Ahora...
¿Quién quiere más a quién?